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La naturaleza es grande en las cosas grandes, mas es grandísima en las cosas diminutas. Jacques-Henri B. de Saint Pierre


VOLVEMOS A LAS ANDADAS...VALLE DEL SILENCIO


     

Volvemos a las andadas!!! Después de unos cuantos meses, volvemos a calzarnos las botas! Y lo hemos hecho para conocer un pueblo de lo más peculiar y encantador; Peñalba de Santiago. Este pueblecito, esta situado muy cerca de Ponferrada, en pleno Valle del Silencio.
     A este valle se le conoce con este nombre por dos motivos, el primero es porque esta un tanto aislado, de lo cual damos fe. Esta  a tan solo 21 km de Ponferrada, pero hacer este trayecto conlleva prácticamente una hora. La carretera es un tanto infernal, lo tiene todo, estrecha, llena de curvas y mal asfaltada aunque también tiene unas vistas maravillosas. Vamos un pequeño sufrimiento para el conductor y un regalo para la vista del copiloto. El otro motivo por el que se le llama así a este valle, es porque a él se retiraban monjes y ermitaños a orar y encontrar tranquilidad.
     El pueblo es una maravilla, un poquito antes de llegar, nos encontramos con una pequeña cascada, pequeña como digo pero bien bonita, hay un cartel que nos avisa de la misma en la carretera y recomendamos parar y hacer la primera foto del día. Bueno en nuestro caso y con la pasión de José por la fotografía, creo que no fue la primera sino la cincuenta y tantas foto del díaJ. Nada más llegar al pueblo nos recibió un rebaño de perros, tal cual, un rebaño de perros, con sus cencerros y su pastor, esto unido al humo de las chimeneas, las casas de pizarra y piedra llenas de detalles encantadores, y lo colorido de los bosques y montes que rodean el pueblo, forma una preciosa postal.
     Recomendamos perderse en las callecitas del pueblo, descansar un rato en la cantina, y visitar su iglesia, una de las joyas del arte mozárabe de Castilla y León. Y después de esto comenzar a caminar, pues merece la pena perderse por los bosques que rodean al pueblo, y más en esta época de otoño. La ruta que hicimos es una ruta sencilla y corta (aun no estamos para muchos trotes). Para los que les interese y tengan ganas de más existen muchas rutas por la zona, quizás la más conocida, que también parte de este pueblecito, sea la de la Teibada Berciana, de unos 14.5 km y dificultad moderada.
     Nosotros como digo hicimos una más sencillita, recorriendo los 5 km (ida y vuelta) que hay desde el pueblo hasta la cueva de San Genadio. Este buen hombre, fue obispo de Astorga y se puede decir que fue quien trajo vida a este valle. En el siglo X fundo monasterios por la zona (entre ellos el de Peñalba del que solo se conserva su iglesia) para acoger a los monjes de la zona de Andalucía que querían seguir practicando el cristianismo después de la invasión musulmana. Cuenta la leyenda que es tal la necesidad de silencio que tenía que se retiro a esta cueva a orar y como el ruido del río le molestaba le pidió que se retirara para poder rezar tranquilo y por esto dicen que el río desaparece y pasa a ser subterráneo cerca de su cueva.
     Leyendas a parte, merece la pena acercarse a la cueva. Esta se encuentra en un pico, llamado Peña Alba, un llamativo peñasco de color blanco, que da nombre al pueblo. La ruta comienza en una calle en bajada que esta en la parte de atrás de la iglesia, esta muy bien indicado. Por el camino contemplamos unas vistas maravillosas del valle y del pueblo y nos vemos rodeados de una exuberante vegetación. El camino no tiene ninguna pérdida puesto que esta perfectamente señalizado en estacas de madera. Después de llegar a la cueva solo nos queda pedir un deseo, apuntarlo en un papelito y esconderlo en las paredes de la misma, dicen que se cumple (ya veremos si es verdad)  y volver por el mismo camino. Poco después de cruzar el arroyo por un puentecito, el camino se divide en dos. Ambos caminos se dirigen al pueblo, el que nos queda a la izquierda es por el que hemos venido. Nosotros recomendamos coger el de la derecha, las vistas son mucho más espectaculares y además salvo por una cuesta que tenemos que subir “echando las manos” es una camino más cómodo.  Siguiendo por este camino llegamos al cementerio del pueblo y poco después entramos al mismo por la zona en la que se encuentra el pilón.
     Ya solo nos queda disfrutar del pueblo antes de volver a la temerosa carretera. Recomendamos, ya que nosotros nos quedamos con las ganas, ir a la cantina a comer un poquillo de cecina, tenía una pinta maravillosa. Y para los que tengan tiempo y les queden ganas de sufrir un poco en la carretera, existe un desvío que va hacía un pueblo llamado Montes de Valdueza, en él están los restos del primer monasterio del Valle.
     Bueno y eso es todo por ahora, esperamos poder seguir escribiendo más a menudo.

























2 comentarios:

Eneri dijo...

qué fotos tan bonitas! Pero falta la del rebaño de perros, jaja

María y Manuel dijo...

Muchas gracias!!! Haber si dentro de poco aparecéis en las fotos de alguno del los post!! Un besaz